En 1999 TheBMJ llamó a la “private finance initiative” (PFI) iniciativa de financiación privada en castellano, "Pérfida idiotez financiera"(1), y en 2017 la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria lo catalogó de “ilusión fiscal”(2). Ahora, un informe basado en datos de la National Audit Office -Oficina Nacional de Auditoría- muestra que las PFI han sido más caros que el uso de financiación pública para la construcción de hospitales, colegios y otros edificios públicos y en la mayor parte de los casos no aportó los beneficios esperados(3). El informe, publicado en la misma semana que se conoció la caída de Carillion –un gigante empresarial de cumplimiento de los contratos PFI- ha contribuido a que la financiación privada en la prestación de servicios públicos sea una prioridad dentro de la agenda política.

La diferencia entre la licitación pública convencional de nuevos edificios y la PFI se encuentra en la financiación. En ambos casos los contratistas privados hacen el trabajo, pero con PFIs el dinero procede del sector privado. Posteriormente, el sector público abona estas cantidades al privado en los 25-30 años posteriores a la construcción del edificio. En el Reino Unido existen más de 700 proyectos PFI con capital por valor de alrededor de £ 60.000 millones de libras (€ 68.000 millones de €; 83.000 millones de $). Las cantidades anuales supusieron 10.300 millones de libras (11.666 millones de €) en 2016-17, e incluso sin cargos por nuevos proyectos, los pagos totalizarán la cifra de 199.000 millones de libras para 2040 (225.393 millones de €). No obstante, es importante resaltar que el pago de PFI en los últimos 20 años (3.000 millones de libras anuales / 3.400 millones de €) es relativamente pequeño si se compara con los 50.000 millones que invirtió el sector público cada año.

El principal atractivo que los PFI suponen para el gobierno es que el capital privado acumulado no se agrega a la deuda nacional. Sin embargo, es pagado por el erario público por medio de cargos anuales, y Hacienda sabía cuando lanzó PFI en 1989 que al final resultaría más caro pues el capital privado es más caro que el capital procedente de la hacienda pública e implica otros costes (de seguro y de gestión). No obstante, esperaban conseguir una buena relación calidad-precio gracias a la eficiencia y a mejores resultados. El informe de la Oficina Nacional de Auditoría del Reino Unido defrauda dichas esperanzas. A pesar de que la dicho departamento de auditoría no tiene acceso a todos las contratos del PFI del gobierno, realizó un análisis sobre una serie de centros educativos que concluye que los costes de la financiación privada (PFI) son aproximadamente un 40% superiores a la financiación pública. En un estudio realizado en 2011 por la Cámara de los Comunes, la Comisión de Hacienda descubrió que un hospital PFI cuesta un 70% más que una financiación pública(4). Hacienda niega estas conclusiones.

Ahorra hoy, paga mañana

Los instrumentos de financiación privada (PFI) también resultan atractivos para los ministros del gobierno pues hay ahorros en los primeros años: los recargos vienen después. El estudio de los centros educativos realizado por la Oficina Nacional de Auditoría demostró que, a pesar de que el coste total era superior, los costes fueron inferiores durante los primeros 15 años. El Ministerio de Sanidad tuvo un mayor margen en su presupuesto entre los años 1997 y 2009 porque la inversión de capital fue mayor que los cargos, pero ya en 2015 los costes superaron en más de 2000 millones de libras (2.265 millones de €) a los gastos asumidos por la inversión de capital. Esta falta de flexibilidad es mucho más grave en algunos contratos del NHS (Servicio Nacional de Salud del Reino Unido) y un contrato asume el 20% de su facturación en costes de PFI. La Oficina Nacional de Auditoría analizó los beneficios esperados para ver si superaban los costes adicionales. Se descubrió que los proyectos PFI se entregan a tiempo y con mayor ajuste al presupuesto inicial en mayor medida que los proyectos no PFI, pero no se detectaron ahorros en los costes de construcción. Del mismo modo, no encontró pruebas de una mayor eficiencia operativa, es más, hubo mayores costes de mantenimiento en centros sanitarios PFI, si bien se detectaron niveles de calidad más elevados. La falta de flexibilidad puede ser uno de los mayores problemas que causan los proyectos PFI que duran entre 25 y 30 años. El informe describe cómo el Ayuntamiento de Liverpool está pagando 4 millones de libras al año por un colegio sin alumnos. En total, pagará 47 millones de libras por un centro cuyo coste de construcción fue de 24 millones. La mayoría de los expertos del NHS reconocen la necesidad de acercar los servicios de los hospitales a los pacientes(5). Las PFI, inflexibles a largo plazo, protegen el dominio de los hospitales en detrimento de los centros de salud. Aún así, las autoridades sanitarias y las instituciones municipales reconocen la estupidez y han visto el engaño: entre 2002 y 2007 hubo un promedio de 55 acuerdos PFI por año, mientras que solo hubo uno en el ejercicio 2016-17. No obstante, el sector público pagará un recargo medio de 7.700 millones de libras (8.721 millones de €) durante los próximos 25 años, y la Oficina Nacional de Auditoría concluye que es difícil reducir los costes. A pesar de las críticas que los PFI suscitaron desde el comienzo, el rendimiento global de PFI nunca se ha cuantificado. En 2012 y para hacer frente tanto al incremento en los costes de financiación como a las continuas críticas, Hacienda volvió a lanzar instrumentos financieros PFI bajo el nombre de PF2, pero la Oficina Nacional de Auditoría concluye que no es muy diferente, de ahí su baja aceptación. Sin embargo, el mal estado de las finanzas del país ilustra que puede haber algún uso de PF2.

La combinación del informe de la Oficina Nacional de Auditoría y la caída de Carillion ha dado lugar a peticiones para poner fin a cualquier uso del sector privado para prestar servicios públicos, pero probablemente esto sería un error. El Financial Times señala que si hay un mercado para el servicio, el rendimiento puede medirse fácilmente, y si el servicio no es esencial para los objetivos y prestigio del gobierno, entonces la subcontratación al sector privado puede funcionar(6). El servicio de catering cumple con los tres criterios, mientras que los trabajos a la comunidad no cumplen ninguno de ellos. El sector público debe ser inteligente más que ideológico y evitar la ilusión de dar "comida gratis", como dijo el BMJ en 1999.

(1) SmithR. PFI: perfidious financial idiocy. a“free lunch” that could destroy the NHS. BMJ1999;319:2-3. doi:10.1136/bmj.319.7201.2.10390430

(2) Office for Budget Responsibility. Fiscal risks report. 2017. http://obr.uk/docs/dlm_uploads/July_2017_Fiscal_risks.pdf

(3) National Audit Office. PFI and PF2. 2018. https://www.nao.org.uk/report/pfi-and-pf2

(4) House of Commons Treasury Committee. Private finance initiative. 17th report of session2010-12. 2011. https://publications.parliament.uk/pa/cm201012/cmselect/cmtreasy/1146/1146.pdf

(5) Commission on the Future of Health and Social Care in England. A New Settlement for Health and Social Care. King’s Fund, 2014

(6) Maddox B. The collapse of Carillion is not an argument to end outsourcing. Financial Times 2018 Jan 20: https://www.ft.com/content/3ef53b22-fc47-11e7-9bfc-052cbba03425

Traducido por Javier Polanco para CAS.

Enlace original: http://www.bmj.com/content/360/bmj.k311

Documento original.