(2017-11-02) Desnutrido por la dieta de la residencia

Martín Gutierrez, de 89 años, adelgazó un kilo por mes desde que entró en la Residencia de Mirasierra. Un centro público de gestión privada. Cuando llevaba cuatro lo ingresaron de urgencia en La Paz por un fallo renal agudo debido a una grave retención de orina. Es diabético e ingresó con hipoglucemia severa. Estuvo diez días hospitalizado.

Martín, que tiene hemiplejia izquierda por un ictus y cáncer de próstata, estuvo varios años viviendo en la residencia de Alameda de Osuna antes de ir a la de Mirasierra. Allí nunca tuvo problemas y se hubiera quedado con gusto, dice su hijo Javier, pero la Comunidad de Madrid dejó de subvencionar las plazas con este centro y tuvieron que trasladarlo. En abril ingresó en Mirasierra. Un centro público de la Comunidad de Madrid que gestiona la empresa SARquavitae. Sus hijos le veían más triste, menos hablador y más delgado pero lo achacaron al cambio. En los informes que les daba la residencia todo estaba bien: comía bien, dormía bien, se relacionaba bien. Le pidieron al médico que le pusiera un complemento alimenticio porque lo veían muy delgado y que estuvieran pendientes de darle líquido con espesante para que no se atragantara.

A principios de septiembre Javier recibió una llamada de la residencia. Llevaban a su padre en ambulancia a La Paz. Alguien de la familia tenía que acercarse al hospital. Martín llegó en estado grave con fracaso renal agudo, hipoglucemia severa y malnutrición calórico-proteica es decir: desnutrición. Tardaron diez días en estabilizarlo y le dieron el alta. Le pusieron una sonda, que no debían retirarle en dos semanas, suplementos nutricionales y recomendaron al personal sanitario de la residencia que controlara bien la glucosa.

Javier y Mamen, su mujer, fueron a ver a Martín a los pocos días. Era la hora de la comida pero no estaba en el comedor. Les dijeron que por la mañana le había dolido un poco la barriga y que estaba en la habitación. Lo encontraron solo, desnudo, encima de la cama, sin la sonda puesta y retorcido de dolor. No había nadie atendiéndole. Después de insistir cerca de una hora para que la doctora de guardia subiera a valorarle (tuvieron que ir a buscarla personalmente a su despacho), lo trasladaron de urgencia en ambulancia a la Paz.

Tenía retención aguda de orina e hiperglucemia. En la exploración física los médicos refieren que Martín siente dolor a la palpación del abdomen, un dolor que impresiona en la zona de la vejiga. Permanece nueve días ingresado. Javier y Mamen han puesto una reclamación en la Comunidad de Madrid. Quieren que trasladen a Martín a la residencia de Patones en la que además está ingresada su mujer. "Vivimos angustiados, dice Javier, porque ambos trabajamos y no podemos cuidarles. Cada vez que vamos a ver a mi padre encontramos algo nuevo. La última vez le pusieron para comer arroz y carne cuando no puede deglutir y lo tiene que tomar todo pasado, en puré. Si no llego a estar allí no hubiera comido nada".

Desde la Consejería de Políticas sociales aseguran que las dietas en las residencias de la Comunidad de Madrid son equilibradas y están supervisadas por los médicos de los centros. Respecto a la Residencia de Mirasierra, apuntan, que en los dos últimos años la Dirección General de Dependencia y Mayor han realizado seis inspecciones.
Del traslado de Martín a la Residencia de Patones, aseguran, que ocupa el primer lugar en la lista de traslados a este centro, por lo que es previsible que se le vaya a conceder el traslado en muy breve plazo.

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