(2018-03-03) VÍCTIMAS DE LA SANIDAD PÚBLICA GALLEGA. Néstor Varela: ocho meses esperando para que el Sergas le diga si su cáncer tiene metástasis.

Debe someterse a revisiones cada tres meses, pero la administración sanitaria de la Xunta anuló la que tenía en septiembre y no ha contestado a las dos reclamaciones que interpuso.

A Néstor Varela García lo operaron casi de urgencia a finales de abril del 2015 en A Coruña por un tumor en la próstata. Tenía entonces 58 años, y los médicos le dijeron que tendría que someterse a revisiones periódicas de por vida porque su cáncer era muy agresivo y el riesgo de metástasis en los huesos y en varios órganos vitales, muy elevado. Néstor vive en Viveiro, en Lugo, y trabajaba de soldador en la factoría de alúmina de Alcoa en San Ciprián. Tuvo que dejarlo, y ahora está jubilado y con una invalidez del 33% a raíz de su enfermedad.

En septiembre pasado, el Servicio Galego de Saúde (Sergas) le llamó para decirle que habían anulado la cita que tenía para someterse a la revisión y que debería haber tenido lugar el 29 de septiembre. Le aseguraron que volverían a contactar con él para darle una fecha nueva. Cinco meses después, sigue sin revisión.

"El cerebro no deja de darle vueltas. Psicológicamente se lleva muy mal, porque sabes que el cáncer puede volver en cualquier momento", asegura.

A las pocas semanas de que cancelaran su cita, Néstor fue a su centro médico, el Hospital da Costa, en Burela, a unos 25 kilómetros de Viveiro. Le dijeron que el problema era que no había suficiente personal y que tenían problemas para cuadrar la agenda de citas. "Lo entiendo, pero no creo que eso pueda servir de excusa", declara. "En cualquier empresa, pública o privada, los responsables de la gestión de los recursos humanos están para eso, para resolver problemas, no para aplazarlos”.

Aquel día quiso poner una reclamación, pero la persona que le atendió sólo le dio un pequeño papel, que no sabe identificar porque no tiene que ver con la hoja de calco amarilla que se quedan los usuarios del Sergas que presentan quejas en el servicio de atención al paciente. "Era un papelito pequeño como esos que te dan cuando pides un justificante para el trabajo", narra. Al salir coincidió con una concentración organizada a las puertas del hospital por la Plataforma en Defensa da Sanidade Pública de A Mariña. Uno de los concentrados le dijo que aquel papel no era el justificante normal de las reclamaciones, y que no le serviría de nada.

Pasaban los días y seguían sin llamarlo y sin responder a su queja. "Yo creo que la tiraron a la basura", dice. Pasadas las navidades, decidió volver a contactar con la Plataforma, que lo ayudó a presentar una nueva reclamación, esta vez sellada por el registro, que presentaron el pasado 11 de enero, pidiendo que le dieran cita de inmediato y advirtiendo de que, si no lo hacían, demandaría al hospital y al Sergas.

Néstor dice que conoce a varios vecinos de su pueblo que atraviesan circunstancias similares. "Otro compañero, prejubilado de banca, lleva nueve meses esperando a que le den cita. Pero tiene miedo a demandar. La gente, en general, tiene miedo a hacerlo y a que luego no los atiendan, o los atiendan mal. Pero a mí no me han dejado otro remedio que decirles que iría a la justicia”. Como Néstor, también Carlos López Riopedre decidió exponer su caso en Público después de casi un año sin noticias de la prueba cardiológica que su médico le había indicado, y que deberían haberle hecho hace seis meses.

Después de mes y medio de esperar sin que ni la gerencia del hospital ni el Sergas contestaran a su reclamación ni le dieran nueva fecha para su revisión, Néstor volvió a contactar con la Plataforma para que contara su caso a los medios. Al día siguiente de enviar la nota de prensa, a las nueve y cuarto de la mañana, el Sergas se puso en contacto con él para decirle que tiene cita en el hospital para el próximo martes. Tiene que hacérselas cada tres meses porque su vida corre peligro si le detectan metástasis, pero desde la última visita al médico habrán pasado entonces más de ocho meses.

Para Montserrat Porteiro, de la Plataforma pola Defensa da Sanidade Pública de A Mariña, "resulta insultante que se juegue de esta forma con la salud de los pacientes y que se falseen los datos de espera media". Asegura que el hospital cifra en 38 días la demora media en las consultas de especialidades, "cuando la realidad es que tenemos un montón de quejas de pacientes con meses y meses esperando infructuosamente a que los llamen para ser vistos por los especialistas".

Cada vez son más los pacientes y profesionales sanitarios que cuestionan los mecanismos con los que elabora sus listas de espera la administración sanitaria de la Xunta. Por ese motivo dimitió el mes pasado el jefe de Oftalmología del hospital de Pontevedra, quien llevaba años alertando de que el sistema de citas promovido por la gerencia del centro hacía que los enfermos de cataratas padecieran esperas de más de un año antes de ser operados y que además no se los incluía en ellas. La semana pasada, pacientes de ese mismo centro alertaron de que la administración sanitaria los engañaba para derivarlos a un hospital privado, donde fueron operados de varices por cirujanos que no eran especialistas en cirugía vascular y que empleaban una técnica quirúrgica más rudimentaria y agresiva de la que se usa en el hospital público.

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