Los diferentes partidos que se sitúan a sí mismos “a la izquierda del PSOE” (y han acabado siendo meras muletas de los socialistas) renunciaron hace años a frenar el proceso de privatización de la sanidad. Ahora, tras una legislatura en la que no tomaron ninguna medida real contra la privatización y el deterioro del sistema sanitario, en su acuerdo para gobernar incluyen nuevas promesas vagas para mejorar la sanidad, lo que incluiría como medida estrella un “máximo legal en las listas de espera”.

Sería conveniente recordar que:

  • Las listas de espera son solo uno de los síntomas de la enfermedad terminal/crónica del sistema sanitario público. Otros síntomas son el deterioro de las condiciones laborales de sus trabajadores, la huida de profesionales al sector privado (pese a que formamos más médicos que nunca) y el crecimiento imparable de los seguros privados. Atajar sólo los síntomas no cambiará nada. Ir a por las causas es necesario.
  • A partir de 2018, desde CAS lanzamos varias jornadas estatales de lucha contra las listas de espera (aquí, aquí, aquí, aquí, aquí) dado que las cifras oficiales ya eran escandalosas. Jornadas que fueron boicoteadas por esa “izquierda del capital” que ahora promete solucionar el problema con una simple ley que no actuará sobre las causas profundas que han permitido llegar a esta situación. Mientras, los seguros privados incrementan las pólizas y el reparto de dividendos entre sus accionistas. Posiblemente en sus juntas de accionistas celebren estas reformas que son mero maquillaje y han permitido destruir el sistema sanitario en esta década pasada.
  • Lejos de que este límite a las listas de espera por decreto mejore la situación, lo esperable es que, dado que ni PSOE ni SUMAR van a actuar contra las causas del desastre sanitario (ley 15/97 y artículos 67 y 90 de la LGS), se habiliten fondos públicos para seguir engordando a la sanidad privada (a través de los conciertos), además de potenciar las peonadas (horas extras de sectores médicos fuera de su jornada laboral), en lugar de incrementar las plantillas e instaurar un turno de tarde en aquellas categorías necesarias con personal público.
  • El colaboracionismo de esa “izquierda” con los privatizadores y su modelo es un problema central en el mal estado de nuestra sanidad. Como muestra, estas organizaciones se negaron a apoyar la ILP de Recuperación del Sistema Nacional de Salud que presentamos en 2021, y que recogía algunas reformas dirigidas a las mencionadas causas del deterioro sanitario. Mientras liquidaban el avance de propuestas efectivas reales, se llenaban la boca de defensa de la sanidad pública y vendían seguros privados entre sus afiliados (aquí, aquí).

La nueva promesa del tándem PSOE-SUMAR de establecer un máximo legal en las listas de espera de la sanidad pública es, como poco, una burla a la población. En primer lugar, ya existe normativa estatal y autonómica para “garantizar en tiempos razonables” la asistencia sanitaria, solo que los políticos no han tenido tiempo en estas décadas para cumplir sus propias leyes. Así el RD 605/2003 establece “prioridades para consulta externa y/o prueba diagnóstica/terapéutica”, de forma que una solicitud “preferente debe realizarse en un periodo máximo de 15 días”, mientras que una prioridad 1 para una indicación quirúrgica se debe de realizar antes de 30 días. Posteriormente, el RD 1039/2011 establecía unos tiempos máximos de acceso de 180 días para las cirugías cardíaca valvular, cardíaca coronaria, cataratas y prótesis de cadera y rodilla. Todos estos límites han acabado siendo papel mojado. Los escasos aspectos “progresistas” de las leyes son meros reclamos electorales que quedan enterrados en la voluntad política y cuando se piden cuentas aparece la vieja excusa de “eso es competencia de los otros”.

Tras el anuncio de Pedro Sánchez, en pleno encierro COVID en abril de 2020, de que, visto el colapso del sistema sanitario, blindarían la sanidad en la Constitución y “reconstruirían” el sistema (aquí, aquí), se han sucedido tres años de incremento planificado de deterioro. Ahora Pedro Sánchez y Yolanda Díaz nos anuncian que acabarán con las listas de espera, que incrementarán las prestaciones de salud bucodental, visual y mental y que aumentarán las plazas de sanitarios. Sin que estos planes aborden la privatización cada vez más profunda del sistema, estas promesas sólo serán buenas excusas para aumentar las ya engordadas partidas de dinero público que acabarán en manos de empresas privadas.

Por supuesto que las listas de espera, como otros síntomas de la mala salud de nuestra sanidad, tienen solución, pero los mismos que han generado durante décadas el problema no pueden ser los que lo solucionen. Solo una reversión intensiva de la privatización y una democratización real del Sistema Nacional de Salud y el establecimiento de sistemas de control y de participación reales de la población y los pacientes, al margen de los intereses económicos del complejo médico-industrial, podría salvar al sistema sanitario.

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