Hibridaciones, privatizaciones y esperpentos. Sobre la propuesta de Ahora Madrid para privatizar programas de salud comunitaria.
“No importa si el gato es blanco o negro; lo que importa es que cace ratones”. Con esta cita de Deng Xiaoping, revivida por Felipe González en los 80 del siglo pasado, se justificó el pragmatismo socialista que dio lugar al mayor desmantelamiento industrial aplicado en la historia del estado español.
Décadas después, allá por 2004, Esperanza Aguirre nos prometía la “sanidad del futuro”, mediante la construcción de hospitales bajo la fórmula de concesión público-privada, ya que al parecer los madrileños reclamaban a gritos hospitales enfrente de sus casas, y por tanto era menester que las empresas privadas los construyeran y explotaran por décadas. Eso si, diseminados por municipios y barrios de Madrid, para que alcaldes de todos los colores políticos se implicasen en la privatización.
En días pasados, desde Ahora Madrid se anunciaba que hay que aplicar el mismo modelo público-privado, ahora bautizado como “hibridación” (hay que reconocerles originalidad a estos chic@s) para ejecutar dos contratos de “apoyo a la salud comunitaria”, por valor de más de 6 millones de €, ya que al parecer, hay miles de personas que exigen desde los barrios (ex obreros) de Madrid, estos programas para combatir el “malestar cotidiano”, y que puesto que no es posible realizar ese trabajo sin saltarse las reglas impuestas por Montoro, así como por la “sobrecarga excepcional de trabajo” de los funcionarios de Madrid Salud (algo que se aleja de la realidad ver (2017-02-28) Salud Madrid: ese gran desconocido) no importa que lo realicen empresas privadas.
Pero el esperpento real es que el PSOE, adalid de la privatización, y partido que ha mantenido gracias a la Ley 15/97 la privatización de la sanidad en todo el estado, haya sido quien se haya transmutado en este caso en defensor de lo público, al presentar una enmienda en el Pleno municipal que ha provocado la suspensión temporal de la privatización de dichos servicios, que esperemos se confirme como definitiva.
Independientemente de cómo acabe este sainete, de los intereses oportunistas del PSOE y de las luchas internas en Ahora Madrid, no es la primera vez que este partido instrumental toma decisiones contra los intereses generales, incumpliendo sus promesas electorales y colisionando con reivindicaciones pasadas. Desde la renuncia a las remunicipalizaciones de la limpieza viaria y la recogida de las basuras (“la remunicipalización era una apuesta política que daba valor a lo público, no era un fin en sí mismo”. Javier Barbero), es decir, mantener su privatización; hasta la renuncia a crear un banco público; la negativa al cierre de la incineradora de Valdemingómez; pasando por su papel represor en el asunto de los titiriteros; o en su casi seguro apoyo a la aprobación de la especulativa operación Chamartín; o la aprobación con el PP de monstruos urbanísticos innecesarios como han sido los nuevos desarrollos del Sureste (casi 100.000 viviendas), en contra incluso de la Federación Regional de Vecinos; o el pelotazo urbanístico de Chamberí (Rita Maestre dixit). Son todas ellas decisiones de enorme calado económico que se han tomado para no chocar con los poderes fácticos de este país, que no son otros que los que componen el Ibex 35.
Es cierto que el caso que nos ocupa no tiene el calado económico de ninguna de las privatizaciones que han realizado PP y PSOE en estas décadas. Sin embargo, es muy sintomático que bajo el discurso de la “urgencia comunitaria”, la cúpula de Ahora Madrid pretendía justificar la puesta en manos privadas de estos programas, haciéndonos creer que hay privatizaciones buenas y privatizaciones malas. Eso sin entrar a valorar la eficacia de programas de este tipo, que pretenden modificar “estilos de vida” para, en teoría mejorar la salud de la población, cuando la experiencia y el sentido común demuestran que no hay posibilidad de mejorar los indicadores socio-sanitarios de la población, sin realizar profundas modificaciones estructurales, algo en gran parte fuera de las posibilidades de un gobierno municipal.
Sin embargo, algunas acciones que afectan a la salud de la población si están en manos de Ahora Madrid y no dependen de las limitaciones de Montoro. Desde CAS animamos a Ahora Madrid a actuar: si queréis barrios saludables, comenzad por cerrar la incineradora de Valdemingómez, aquella que cuando gobernaba el PP criticabais, y ahora que gobernáis, mantenéis abierta, pese a la evidencia científica en su contra.
CAS, julio de 2017.