Un centro médico público de Bournemouth (sur de Inglaterra), el primero del condado de Dorset en crear un servicio de medicina privado en un centro público, para que algunos pacientes puedan saltarse las listas de espera.

Uno de los responsables del Centro Médico de Poole Road, Tim Alder, ha advertido de que las consultas de medicina general están al borde de la saturación y ha promovido la creación de un servicio privado en este centro de Bournemouth.

Actualmente los pacientes de la sanidad pública han de esperar cuatro semanas para conseguir cita para una consulta de siete minutos. El nuevo servicio privado que se pretende instaurar, proporcionado por los mismos médicos del SNS, será más rápido, pero de pago: una consulta telefónica de 10 minutos costará 40 libras, el precio de una consulta presencial de 20 minutos (13 minutos más que la duración media de las consultas públicas) ascenderá a 80 libras y el de una consulta de 40 minutos a 145 libras.

Esta práctica ha sido objeto de muchas críticas porque instaura un sistema sanitario de dos velocidades y va contra el principio de la reducción de las desigualdades en la asistencia sanitaria, pero el doctor Alder ha dicho que la sanidad privada es la única que podrá garantizar las prestaciones en el futuro, por el aumento de la demanda, por la falta de contratación de nuevos profesionales y por la escasa financiación de la sanidad pública, así como por la necesidad de competir con otras empresas privadas en el ámbito sanitario, como el gigante Virgin Care, que está creciendo en todo el país. Según el doctor Adler, si no se toman este tipo de medidas, la atención primaria del SNS podría ser incluso peor en el futuro. Hay, además, un riesgo real de que Virgin Care se nos lleve por delante, por eso tenemos que probar algo diferente. Así, en opinión de Adler, este nuevo servicio privado aliviará la presión actual y permitirá a la sanidad pública funcionar de manera normal.

Sin embargo, Martyn Webster, responsable del organismo de regulación sanitaria, ha declarado: «Cuando oímos continuamente que, por la demanda creciente, los generalistas están sobrecargados y no disponen de tiempo para prestar la atención necesaria a sus pacientes resulta que algunos tienen suficiente tiempo libre para venderlo a quienes pueden permitirse comprarlo. Esto es una auténtica puñalada por la espalda, tanto a sus pacientes afiliados al SNS como a sus colegas médicos de la sanidad pública."

«Nuestra sanidad pública, continúa Webster, está sufriendo una presión sin precedentes y es el momento de que todos aunemos esfuerzos para proteger y asegurar que seguirá existiendo para las próximas generaciones, manteniendo sus principios fundacionales: que toda persona tiene derecho a la mejor atención posible y que el acceso a dicha asistencia se base en la necesidad y no en el poder adquisitivo.»

Resumen y adaptación de Ana Calahorra para CAS, del texto publicado el 4 de febrero de 2017 por Tara Russell, en el diario Daily Echo, de Bournemouth.

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